Imágenes: Sam Lavigne |
Siempre nos han gustado las propuestas en las que se implica a los espectadores en acciones que aumentan el nivel de conciencia crítica a través de estrategias de sabotaje aparentemente muy sencillas. Este es el caso de Cold Call: Time Theft as Avoided Emissions (2023), de Sam Lavigne en colaboración con Tega Brain, instalación que incita a reducir deliberadamente la productividad de los ejecutivos de las industrias fósiles utilizando las mismas tácticas que usan los centros de llamadas con cualquier ciudadano.
Cold Call es una instalación que adopta la forma de un centro de llamadas. Se invita a los espectadores a comunicarse por teléfono con ejecutivos de la industria de los combustibles fósiles y se les indica que deben mantenerlos en el teléfono el mayor tiempo posible. El tiempo acumulado robado a estos ejecutivos se cuantifica luego como créditos de carbono utilizando una innovadora metodología de compensación .
Los participantes utilizan un software que les permite identificar a quién llaman, utilizar guiones para enriquecer sus conversaciones, y escuchar el contenido de las llamadas ya realizadas.
Presentado en el STRP de Einhoven el año pasado, merecería tener un mayor recorrido y difusión.
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