El día que OpenAI se apropió del Studio Ghibli

 

Meme criticando la saturación de trabajo en Open AI gracias al nuevo filtro (Fuente)

No, así no. OpenAI ha vuelto a hacerlo, pero parece que ahora ha tenido más éxito que con los filtros que apostaron por  . Las redes se han llenado desde el martes de fotos personales "convertidas" al estilo del Studio Ghibli.

El estilo Ghibli no es solo una estética visual; es una expresión artística profundamente ligada a una filosofía creativa, cultural y emocional única, desarrollada por décadas bajo la visión de Hayao Miyazaki y su equipo. Que una empresa como OpenAI —u otra— pueda replicar ese estilo con facilidad y a escala, sin el consentimiento del estudio original ni un reconocimiento real de su legado, nos produce un rechazo inmenso.

Entre otras cuestiones, resultan preocupantes:

  1. Apropiación de estilos sin permiso: Usar un estilo tan reconocible como el de Ghibli sin colaboración ni autorización roza la explotación, incluso si no se está utilizando directamente propiedad intelectual específica como personajes o tramas.

  2. El fetiche de lo "lindo" o "agradable": A menudo, las grandes tecnológicas envuelven sus avances en una estética amigable que busca desactivar las alarmas éticas. Pero lo que parece “mágico” o “divertido” también puede esconder dinámicas de poder desiguales, explotación de datos y desplazamiento del trabajo humano. Estos días los usuarios del filtro generativos no son conscientes de que están regalando sus datos a OpenAI para seguir entrenando sus herramientas.

  3. La automatización del arte y los derechos de autor: Cuando una IA puede replicar estilos con solo unas fotos y unos clics, ¿qué lugar queda para el artista? ¿Qué valor tiene la trayectoria, la técnica, la inspiración humana? Además, ¿qué ocurre con los derechos de todos esos estudios y artistas que alimentaron las herramientas de inteligencia artificial?

  4. El poder concentrado: OpenAI no solo lanza estas herramientas, sino que también decide unilateralmente qué es ético, qué se permite copiar y cómo se distribuye. Y eso, sin rendir cuentas a los directamente afectados. Recordemos, además, que la postura en contra de Miyazaki sobre el uso de estas herramientas

Es evidente que está en nuestras manos frenar estas iniciativas, pero evidentemente falta concienciación social. Es buen momento para empezar, ¿no crees?

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