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Tensión superficial |
No pudo ser entonces, pero ya hemos podido acercarnos a contemplar una muestra en la que vuelve a quedar patente el interés por la biometría y el tratamiento estadístico de los datos. Las instalaciones seleccionadas para la misma, que ya fueron presentadas en el Borusan Contemporary de Estambul, toman de nuestro pulso, de nuestra respiración, del habla, de los rasgos faciales y del habla la base para interconectar tecnológicamente al público con cada creación, con el espacio en el que se presenta y con el resto de los visitantes.
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La medianoche del año |
Han pasado los años desde que se presentara Tensión superficial (1992), pero la idea que subyace en ella, el gran ojo orwelliano que nos persigue y todo lo ve, nos sigue pareciendo intimidatorio y poderoso. Almacén de corazonadas (2008) nos hace sentir a través de nuestras palpitaciones representadas con luz centelleante de bombillas como parte de una comunidad viva y expectante [y nos llama la atención el lugar en el que se ha colocado la última...]. En Respiración Circular Viciosa (2013) caemos en la trampa: el autor avisa sobre sus peligros, pero nos pierde la curiosidad: entramos en la instalación, digna de da Vinci (¿o del Brazil de Terry Gilliam?), haciendo caso omiso a sus advertencias. Tal vez, sea La medianoche del año (2011) la pieza más peculiar: jamás nos habíamos visto representados como una Santa Lucía controlada por la técnica. Impacta y nos produce cierto desasosiego, hemos de confesarlo.
La exposición se termina, pero nos acercamos a la Galería Max Estrella para ver la segunda exposición del artista en Madrid:
Polímeros. Destacamos en ella
Tape Recorders (2011), instalación cuyos sensores
miden literalmente nuestro movimiento y el tiempo que estamos contemplándola. Una pequeña impresora, por si fuera poco, suma e imprime cada hora los datos de todos los visitantes que la contemplan.
Terminamos contemplando
First Surface, en la que dos espejos suspendidos de un hilo se mueven con el aire proyectandonuestra proyección virtual en tiempo real desde la perspectiva de ambos elementos.
Es curioso, pero la doble ración de Lozano-Hemmer nos gusta, pero nos deja con ganas de ver más. Pocas veces tenemos una sensación similar... ;-)
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