Llevamos meses escuchando términos sobre Inteligencia Artificial que insisten en las bondades sobre este cambio de paradigma. Lo que pasa, es que una ya tiene una edad y se acuerda de cuando éramos niños y nos decían que la televisión se iba a cargar el conocimiento y la cultura. Lo mismo pasó con los videojuegos, los buscadores, la Wikipedia o la expansión de los móviles. Evidentemente, han cambiado muchas cosas, pero aquí seguimos.
Lo que sí que me resulta preocupante es que continuamos sin ser críticos sobre el uso de las tecnologías. Llevamos meses probando aplicaciones como ChatGPT o DALL.E sin ser conscientes de que estamos "alimentando al monstruo". Sin saberlo, estamos ayudando a que estas herramientas se entrenen y mejoren. Ahora nos pueden parecer curiosas, pero lo cierto es que en general repiten estilos, copian a mansalva, y sobre todo carecen del factor que caracteriza las obras humanas: la imaginación. Algunos creadores están investigando y poniendo empeño a la hora de innovar, pero faltan conocimientos y recursos para poder hacerlo. Artistas como Memo Akten o Golan Levin, por ejemplo, llevan años investigando sobre ello..
Es cierto que la IA ha evolucionado mucho en poco tiempo, y que las grandes compañías se están jugando su reputación y posicionamiento en el mercado. Pero me resulta inquietante que engullamos noticias-espectáculo del tipo "la primera IA que hace…", "la IA que vende cuadros por ...", cuando debiéramos potenciar tanto la crítica como la autocrítica respecto a los objetivos y la ética existente (o no) detrás de estas herramientas. Y, sobre todo, estar más atentos respecto al uso y desarrollo de las mismas. Un ejemplo sencillo es investigar a través de diferentes fuentes el motivo por el qué Chat GPT4 es de pago. Es un ejercicio de lógica similar a la evolución de muchas aplicaciones que fueron gratuitas en sus inicios. Por algo tan sencillo como que OpenAI es una empresa, no una ONG. Poco a poco veremos cómo algunas de las más populares en este momento siguen el mismo camino. Nos han convertido rápidamente en consumidores ávidos de nuevas maneras de hacer.
Evidentemente, estamos asistiendo a un gran cambio de paradigma, así que no estaría de más que pidiéramos protección legal para los cambios ya existentes y lo que están por venir. Protejamos nuestros datos y no permitamos que nos utilicen.
Y como siempre recuerda, la tecnología no es ni buena ni mala, solo depende del uso que se hace de ella.
+ info:
The stupidity of AI, James Bridle, The Guardian
‘Las Meninas’ o el paraqué de la inteligencia artificial, José María Lasalle, El PaísLa Inteligencia Artificial en el desarrollo de software, Robert Clarisó, Tecnología ++ (UOC)
Charla-Debate (crítico) sobre Inteligencia Artificial en Casa Orlandai
El fin de la realidad: así serán los próximos 10 años de la inteligencia artificial, El Confidencial
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