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Hemos empezado a colaborar en una nueva empresa. Desde el día de la primera reunión recibimos insistentemente sugerencias de dos aplicaciones para que conecte con X. Una persona encantadora: se lo comento y accede a ser "mi amig@" [Me cayó muy bien el primer día que coincidimos. No me pasa con todo el mundo, pero como siga así va a acabar sin dirigirme la palabra]. Cruzo los dedos para que los bits no decubran otros posibles vínculos e insistian en que seamos súperamig@s digitales]. Ayer apareció como por arte de magia en la pantalla Y. Se lo explico y también nos hemos convertido en "amig@s digitales de la muerte" [aunque es muy probable que amb@s personas acaben rehuyéndome por los pasillos...].
Hace un ratito ha aparecido en la pantalla Z.: ¿qué hago? ¿le explico lo mismo que al resto? ¿me estreso? ¿me doy de baja de todo? ¿me juego mi futuro profesional?. ¡Uf! Mucho follón para una tarde de viernes. De todos modos, si me borro, siempre me quedará el recurso de acceder a parte de mis datos en compilaciones palpables como las que realizó Aram Bartholl en Forgot Your Password?.
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