Un amigo me acaba de regalar “Un mundo vigilado”, del sociólogo Armand Mattelart. Como acabo de empezarlo, busco una reseña que nos oriente un poco sobre su contenido:
Traductora: Pilles Multigner
Editorial: Paidós
Argumento
¿Es cierto que todos estamos vigilados por tecnologías muy avanzadas? Este texto responde con rigor a esta pregunta con datos históricos y aportaciones documentales que confirman esta posibilidad. Los actuales poderes económicos y políticos no dudan en vulnerar la privacidad y los derechos humanos en nombre de la libertad y la seguridad. La evolución de este control social, desde el siglo XIX hasta hoy, es el eje de la narración.
Este es un libro sobre un tema tabú: el lado oscuro de nuestras democracias. La guerra psicológica; el control de cuerpos, corazones y mentes; la vigilancia, la persuasión y la identificación del mal conforman ese territorio. La persecución del enemigo, supuesto o real; del criminal, el insurrecto, el rebelde, el subversivo, el contestatario, el extranjero o el terrorista, según la secuencia histórica, se manifiesta en una patología de sospecha universal que lleva al blindaje de la seguridad. La obsesión por la seguridad, con la ayuda de unas tecnologías inquisitoriales, produce una sociedad “globalitaria”, advierte Mattelart. Para la lógica de la sospecha, propia de los regímenes autoritarios, todos somos sospechosos y el frenesí por estar seguros que nos rodea es el mejor pretexto para el control social. Si en las nacientes democracias los individuos pretendían no estar fichados por la policía o los poderes públicos, hoy se ha convertido en hábito de seguridad el que todos estemos fichados. La consecuencia es una invasión de la privacidad y el deterioro de los derechos individuales. Esta es la preocupación que recoge esta imprescindible genealogía histórica de la patología de la sospecha en las sociedades democráticas. Desde la invención de la huella dactilar a finales del siglo XIX hasta el actual negocio de la intimidad, todo es síntoma de una nueva configuración del poder. Explicarlo con claridad, rigor, sencillez y como en una secuencia de cine es parte de una pedagogía imprescindible para comprender nuestro presente, en lo que Mattelart es un maestro.
Este es un libro sobre un tema tabú: el lado oscuro de nuestras democracias. La guerra psicológica; el control de cuerpos, corazones y mentes; la vigilancia, la persuasión y la identificación del mal conforman ese territorio. La persecución del enemigo, supuesto o real; del criminal, el insurrecto, el rebelde, el subversivo, el contestatario, el extranjero o el terrorista, según la secuencia histórica, se manifiesta en una patología de sospecha universal que lleva al blindaje de la seguridad. La obsesión por la seguridad, con la ayuda de unas tecnologías inquisitoriales, produce una sociedad “globalitaria”, advierte Mattelart. Para la lógica de la sospecha, propia de los regímenes autoritarios, todos somos sospechosos y el frenesí por estar seguros que nos rodea es el mejor pretexto para el control social. Si en las nacientes democracias los individuos pretendían no estar fichados por la policía o los poderes públicos, hoy se ha convertido en hábito de seguridad el que todos estemos fichados. La consecuencia es una invasión de la privacidad y el deterioro de los derechos individuales. Esta es la preocupación que recoge esta imprescindible genealogía histórica de la patología de la sospecha en las sociedades democráticas. Desde la invención de la huella dactilar a finales del siglo XIX hasta el actual negocio de la intimidad, todo es síntoma de una nueva configuración del poder. Explicarlo con claridad, rigor, sencillez y como en una secuencia de cine es parte de una pedagogía imprescindible para comprender nuestro presente, en lo que Mattelart es un maestro.
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