La exposición del yo: SELPHISH

Alix Desaubliaux, Géographies, 2020. Video, 1080p color, estéreo, 11’20.





















La extraña normalidad de después del confinamiento comienza a mostrar su cara más amable al permitirnos el acceso presencial a las salas de exposición.  Retomamos las publicaciones entrevistando a Pau Waelder, comisario de  una muestra que conecta a la perfección con el uso de las pantallas y nuestra relación con los otros durante los últimos meses.

¿Qué es Selphish?

Selphish. L'exposition de soi (Selphish, la exposición del yo) es un proyecto curatorial que hemos desarrollado Thierry Fournier y yo para el espacio Mécènes du Sud de Montpellier, dentro del marco del concurso de proyectos de comisariado de 2020 en el que hemos sido galardonados. El proyecto ha consistido en invitar a cuatro artistas a crear cuatro instalaciones a partir de los contenidos publicados en redes sociales por un total de once voluntarios. Las obras tienen la particularidad de poder modificarse (algunas en tiempo real) para mostrar los contenidos publicados por una persona, de manera que a lo largo de la duración de la exposición (actualmente, del 20 mayo al 22 de agosto), todas las obras se centran en las publicaciones de una sola persona cada semana. Esta persona se convierte en protagonista absoluta de la exposición.

Selphish es un término inventado que combina las palabras “self” (yo) y “phishing” (suplantación de identidad con el objetivo de obtener datos personales), que en conjunto suena igual que “selfish” (egoísta). El concepto principal, por tanto, es cuestionar la manera en que nuestra necesidad de exponer nuestro yo en las redes sociales nos hace vulnerables a la captación de nuestros datos, a la vez que planteamos cómo, en cierto modo, practicamos una cierta suplantación de identidad de nosotros mismos al presentar a los demás un yo ideal. El título también quiere ser provocativo, al plantear que nuestra interacción con los demás en las redes sociales es egoísta, siempre centrada en nuestra experiencia personal y buscando recolectar likes. Esto es fomentado por las empresas que nos facilitan estos y otros servicios, siempre procurando individualizar nuestra experiencia, para a su vez recopilar la mayor cantidad posible de datos acerca de nuestros hábitos y preferencias.


2. ¿Cómo ha sido el proceso de desarrollo del proyecto?

La idea original parte de un taller de comisariado organizado por Thierry Fournier en la École nationale supérieure des Arts Décoratifs (ENSAD) de París. Varios participantes debíamos plantear un proyecto que repensase la estructura tradicional del espacio expositivo y sus dinámicas. Mi propuesta fue crear una exposición en la que el protagonismo lo tuviese el público, con una serie de obras que crearían “retratos” de cada persona a partir de los datos obtenidos en redes sociales y otros recursos. Thierry y yo continuamos desarrollando esta idea y gracias a una beca del Dispositif pour la Création Artistique Multimédia et Numérique (DICRéAM) del Ministerio de Cultura francés, pudimos contratar a un ingeniero informático para elaborar un programa que extrajese de manera automática todos los datos posibles de las cuentas en redes sociales de una persona, y los facilitase en un formato que los artistas pudiesen emplear para crear sus obras. La beca también nos permitió disponer de fondos para producir las instalaciones de los artistas. Esta parte del proceso llevó un año, en el que nos encontramos con numerosos problemas, puesto que, por una parte, redes sociales como Facebook hacen prácticamente imposible extraer datos de forma automática, mientras que el Reglamento General de Protección de datos (RGPD) nos obligaba a expresar de forma muy clara a los voluntarios cada uno de los usos que se harían de sus datos, a darles la opción de editarlos y borrarlos, así como a borrar toda información que tuviésemos de ellos una vez terminado el proyecto. Esto implicó a la vez un trabajo a nivel informático y de contacto con los voluntarios, a quienes debimos pedir datos personales y permisos escritos. Finalmente, el programa que escribió nuestro colaborador Maxime Foisseau es capaz de extraer los posts de Instagram y Twitter de cada voluntario, así como realizar una búsqueda en Google y recopilar los textos, fotos, y vídeos que encuentra. Es interesante ver que elaborar una crítica a la sociedad de la vigilancia se hace más difícil por los propios sistemas de control que dificultan el acceso a los datos a cualquiera que no detente una posición de poder.

Estamos muy contentos de haber contado con la confianza de once personas de diferentes países que nos han facilitado sus datos para participar en este proyecto. Los artistas han empleado los contenidos publicados en Instagram (que es la red empleada mayoritariamente por los voluntarios) para generar sus obras, dos de las cuales obtienen estos datos en tiempo real y mantienen por tanto una conexión muy directa con las vivencias actuales de las personas a las que, en cierto modo, retratan. El proceso de montaje también fue relevante, puesto que las obras no son simples pantallas que muestran datos, sino que todas ellas se han creado en relación al espacio expositivo (como explico más abajo), en forma de instalaciones en las que la presencia física de determinados objetos tiene una importancia crucial para entender las piezas. La exposición se inauguró el 11 de marzo de 2020, dando todo el protagonismo a la joven montpellerina Flora Bousquet, cuyos datos mostraban las obras. Tres días más tarde, hubo que cerrar el espacio de Mécènes du Sud debido a las medidas de confinamiento por COVID-19 en Francia, que se han mantenido hasta mediados de mayo.


3. ¿Qué artistas participan y en qué consisten sus obras?

La exposición se compone actualmente de tres obras (ha sido preciso cerrar una de las salas por medidas de distanciamiento social) realizadas por Lauren Lee McCarthy (Estados Unidos), Martin John Callanan (Reino Unido) y Alix Desaubliaux (Francia). Cada pieza ocupa una sala y crea un espacio propio, en el que se proponen diferentes interacciones con el espectador.

Lauren Lee McCarthy presenta Autocomplete (2020), una pieza compuesta por un escenario (una estructura curva de madera a modo de sin fin) en el que se sitúan una pantalla, una mesa con un teclado, una silla y dos plantas. La artista busca conscientemente un ambiente ambiguo, que se asemeja a una consulta médica a la vez que parece un espacio de trabajo en una oficina. El espectador es invitado a sentarse en la silla e interactuar con los contenidos de la pantalla a través del teclado. En ésta se muestran una serie de preguntas, a modo de interrogatorio o sesión de meditación, en la que el espectador es guiado a través de una sucesión rápida de fotos y textos que una voluntaria o voluntario ha publicado en Instagram. Al final de la sesión, el programa solicita al espectador que escriba una reflexión acerca de una última imagen. Este comentario es enviado automáticamente por el programa a la persona protagonista, que lo ve publicado en su post de Instagram. De esta manera, se produce un extraño intercambio, en el que la persona protagonista recibe comentarios anónimos del público, expuesto a sus fotos personales. Autocomplete evoca la función de autocompletado de formularios en los navegadores web, que nos ayudan con la tediosa tarea de insertar nuestros datos personales, a la vez que los conservan. También hace referencia a cómo las respuestas de los demás usuarios en las redes sociales, sus likes y comentarios, refuerzan el ciclo de retroalimentación iniciado al publicar un contenido y, en cierto modo, nos “completan.” McCarthy ha explorado a menudo en su obra cómo la tecnología media en nuestras relaciones personales y sociales, con diversos proyectos centrados en las redes sociales y la automatización.

Martin John Callanan ha realizado We Wanted to Mean Something (2020), una instalación que se compone de dos pantallas conectadas a un ordenador, y una impresora. Dispuestas en forma de díptico, una de las pantallas muestra un post reciente en Instagram de la persona protagonista, mientras la otra pantalla muestra una noticia publicada en el mismo momento en que se colgó el post. La impresora imprime automáticamente la foto de la noticia en una hoja de papel, que inevitablemente cae al suelo. El proceso se repite cada media hora, de manera que progresivamente el suelo de la sala se va llenando de hojas de papel con noticias recientes. Esta pieza busca yuxtaponer el mundo personal de la persona protagonista, expresado en sus posts de Instagram (que suelen incluir selfies, platos de comida, paisajes e instantáneas de una vida feliz), con la actualidad global, que se manifiesta en las fotos de las agencias de prensa (últimamente centradas en los efectos de la pandemia, así como en numerosos conflictos). La acumulación de papeles evoca la saturación que produce esta acumulación de información, que a menudo conduce a la llamada “fatiga de compasión” (compassion fatigue), esa sensación de no ser capaz de procesar todos los conflictos y el sufrimiento que nos rodean, lo cual nos impulsa aún más a encerrarnos en una burbuja personal, observando las pequeñas satisfacciones que nos da la vida. Callanan no propone ningún juicio de valor, sólo expone una realidad a través de un proceso automatizado, que sigue en la línea de su trabajo, centrado en explorar las relaciones entre el individuo y los sistemas (naturales, sociales, políticos, económicos, informacionales, etc.) que rigen nuestras vidas.

Alix Desaubliaux crea en Géographies (2020), una exploración de los perfiles de los voluntarios en la que cada persona se convierte en un territorio. Su instalación consiste en una gran proyección de vídeo en la que se muestra una animación, y un conjunto de once pequeñas esculturas, colocadas en el suelo. La animación recorre un paisaje formado por la extrusión de una fotografía de la persona protagonista, en la que los valores de luz determinan cotas de altitud, de manera que se forman montañas y valles, poblados por más fotos de esta misma persona. Una especie de isla imaginaria del ego, que la artista ha elaborado en estilos claramente diferentes para cada voluntario o voluntaria, con diferentes tipos de orografía y una banda sonora personalizada. Las esculturas son piezas de cerámica realizadas con impresión 3D que hacen referencia a cada uno de los paisajes virtuales y forman un archipiélago en el que se ven representadas todas las personas que participan como voluntarias en el proyecto. De esta manera, la pieza permite adentrarse en el territorio personal de la persona protagonista, a la vez que muestra el conjunto de los once egos que se prestan a ser expuestos en este proyecto. Desuabliaux trabaja habitualmente con los espacios virtuales y la cultura de los videojuegos, así como con procesos escultóricos.

Martin John Callanan, We Wanted to Mean Something, 2020. Instalación, ordenador, monitores, impresora. Vista de la exposición Selphish, Mécènes du sud Montpellier-Sète, 2020. Foto: Thierry Fournier y Pau Waelder


4. ¿Cómo ha afectado la crisis del COVID-19 al proyecto y qué opciones se plantearon durante el confinamiento?

Las medidas tomadas por el gobierno francés llevaron a cerrar el espacio de Mécènes du Sud en marzo, y durante los siguientes meses tuvimos que esperar a ver si la exposición podría continuar más adelante. Finalmente, se optó por reabrir el 20 de mayo y extender su duración a lo largo del verano, hasta el 22 de agosto. Con todo, ha sido preciso cerrar una de las salas, lo que ha reconfigurado la exposición con las tres obras antes descritas. Este cambio de fechas también nos ha llevado a reiniciar el calendario de participación de los voluntarios (uno/a por semana), lo cual ha sido posible gracias a que han aceptado seguir colaborando con el proyecto unos meses más. Creo que hubiese sido interesante ver cómo el efecto del confinamiento de estas personas se mostraba en las piezas, pero evidentemente esto no era posible dado que el espacio expositivo permanecía cerrado.

Durante los meses de confinamiento, Thierry y yo nos planteamos desarrollar una versión digital del proyecto, por medio de la difusión de los vídeos de Alix y el acceso online a los programas de Lauren y Martin. Pero eso habría eliminado la dimensión física de las obras y su relación con el espacio expositivo, limitándolas a contenidos en la pantalla, así que decidimos no hacerlo. La exposición cuenta con documentación escrita y visual en un catálogo que elaboramos para la ocasión y se puede consultar en www.selphish.me. Ahora que vuelve a estar abierta, creo que hemos tomado la decisión correcta. La muestra también se desarrolla en Instagram, a través de los posts de las personas participantes, y concluirá con una publicación digital en la que añadiremos más documentación acerca de cómo sus imágenes y textos han ido dando forma a las piezas.

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Selphish. L'exposition de soi
Mécènes du sud Montpellier-Sète, 20 mayo - 22 agosto, 2020
Artistas: Martin John Callanan, Alix Desaubliaux, Lauren Lee McCarthy
Comisarios: Thierry Fournier y Pau Waelder
Participantes: Franck Ancel, Flora Bousquet, Flore Baudry, Aina Coca, Alexandra Ehrlich Speiser, Sophie Fontanel, Will Fredo, Raquel Herrera, Azahara Juaneda, Margot Saint-Réal, Claire Valageas